Una magnífica reflexión de Mario Garcés en la época de la posverdad
Cuando Enrique Santos Discépolo compuso su tango, el mayor compendio y síntesis musicalizada de la descomposición moral del siglo XX al ritmo del bandoneón y al abrigo del cielo del Río de la Plata, nada podía hacer pensar que el siglo XXI iba a rebasar con creces la amargura inmoral de su “Cambalache”.