EL periódico de aquí
Juan Vicente Pérez Aras |Exdiputado nacional del PP 19/11/2020 —
En estos momentos de zozobra, con el permiso de la ministra Celaá y su proyecto de adoctrinamiento y sumisión del sistema educativo al pensamiento único, la referencia a los clásicos es inevitable. Mientras la pandemia nos preocupa y ocupa, el Ejecutivo social-comunista y sus socios siguen impasibles en la laminación de todo aquello que dificulta la venida del nuevo régimen. Los tics totalitarios del neomarxismo buscan romper los contrapesos y el control mutuo que la tan cuestionada Constitución del 78 nos había facilitado. Contrapesos (checs and balances en el mundo anglosajón) que garantizan y dan sentido al Estado, armonizando el juego real del poder. Polibio (200-118 A.C.) ensalzaba ese control mutuo, por el cual se garantizaba la estabilidad del régimen y la libertad de los ciudadanos. Un equilibrio que venía a asegurar la fuerza del Estado y la dignidad de vida de los ciudadanos, impidiendo los excesos, preservando a las instituciones de la degeneración y promoviendo el orden y estabilidad que caracterizan el buen gobierno.